sábado, 6 de junio de 2015

UN UNICORNIO SE METIÓ EN NUESTRA VIDA Y LA PUSO DEL REVÉS


Imagen tomada de: http://elguardabarros.blogspot.com/


-Camello, ¿qué haces ahí, tan solito?
-Nada.
-Por eso me extraña, porque no estás haciendo nada. Estás ahí, cabizbajo, debajo de la palmera…
-Que nada, Ampalito. No hacer nada.
- Tú estás triste. ¿Te acuerdas de Túnez?
-No, no ser eso.
-¿Me lo quieres contar, Camellito? Cuando uno está triste y lo cuenta, está un poco menos triste.
-¿Seguro?
-Seguro.
-Vale. Yo contar. Ser el Rinoceronte. Estar muy raro. Preocupar.
-¿Qué ha pasado? ¿Os habéis enfadado?
-No. Empeñar en ser un unicornio y… - el pobre Camello ya no pudo seguir porque empezaron a caerle unos lagrimones muy gordos.
-¿Qué le pasa al Camello?- preguntó el Koala que salía en ese momento a la terraza para comerse unas flores.
-Que está triste, Koala- le respondió Ampalito, mientras cogía en brazos al Camello y le consolaba.
-¿Quieres una bolita de sueño?- le ofreció –. Si te duermes un rato, se te pasa todo.
-No querer dormir- dijo el Camello entre hipidos.
- Qué si tonto, que así se te pasa…
- Déjale, Koalita, ahora no le apetece dormir. Tú ponte con tus flores. Vamos Camellito, cuéntame qué pasa.
-Que al Rinoceronte meterse en su cabezota que querer ser un unicornio y yo no querer que sea unicornio. Mi amigo ser rinoceronte y no un unicornio.
-Pero… ¿por qué quiere ser un unicornio?- preguntó Ampalito, intrigada.
-No saber. Pero pasar todo el día corriendo para no tener culillo y estirar patas para ver si crecer.
- Y ¿tú crees que así se va convertir en un unicornio? – preguntó Ampalito, sin poder contener la risa.
-No saber. Yo sólo saber que no querer que ser unicornio.
-Bueno, ¿qué te parece si le llamamos y hablamos con él?
-Enfadar. Estar convencido.
-¿Quién se va a enfadar?-preguntó el Elefantito, que salía a la terraza a cotillear.
-El Rinoceronte- contestó Ampalito-. ¿Tú qué sabes de por qué quiere ser un unicornio?
-Pues que ahora le ha dado por ahí. Yo creo que es por la Jirafita… El otro día la Jirafita y yo estábamos viendo una película en la que salía un unicornio y dijo que le parecía muy guapo…
-Y él decir mí, que como tener cuerno, podría ser tan guapo como unicornio si crecer…
-Y se ha puesto como loco a hacer ejercicio: carreras, estiramientos… ¡Ufff! Nos tiene agotados! No para cuando bajamos al parque…
-Y se ha puesto una foto de un unicornio en el ordenador-dijo el Koala entre flor y flor.-A mí no me gustan los unicornios. Parecen un poco tontos. Seguro que no me lleva a los sitios tan bien como el Rinoceronte.
-¿Qué os parece si le llamamos y hablamos con él?- preguntó Vicentito que se acababa de incorporar al grupo-. Si le decimos que le queremos como es, a lo mejor lo deja, ¿no os parece?
- Vale – dijo el Elefantito. ¿Llamamos a todos?
-Sí.
-¡Eh! Bichos! ¡Venid! ¡¡¡Hay asamblea de la casita!!!
Pafff! (el Rinoceronte se chocó con el Elefantito)
-¡¡¡Jo, Rino, me has hecho daño!!!
-Perdona, es que venía haciendo una carrera…
-(Qu)é (p)asa?- interrumpió el Pulpo.
-¿Y la Jirafita? -preguntó Vicentito.
-¡Ya voy! ¡Me estaba probando el vestidito nuevo! ¡Qué prisas!
-Bueno, ahora que estamos todos-empezó Vicentito-, ¿qué es eso, Rinoceronte, de que quieres ser un unicornio?
El Rinoceronte se puso todo rojo y agachó la cabeza, sin responder.
-¡Es verdad! – saltó el Koala-. Estás todo el rato mirando la foto de ordenador y mirándote al espejo para ver si ya te pareces. A mí no me gustan los unicornios: parecen muy tontos.
-A (m)í (t)ampoco: (S)on (p)ijos y no (s)aben (j)ugar (c)omo tú. A (tr)ucha (t)ampoco (g)usta- dijo el Pulpo, sacando su trucha de plástico que lleva consigo a todas partes, su mascota, dice.
-Venga, Rino, ¿por qué quieres ser un unicornio?
-No sé- contestó el pobre Rino, todo avergonzado-. Son guapos.
-Y ¿tú no lo eres?- le preguntó Ampalito.
-No sé…
-¡Claro que eres guapo! – le dijo la Jirafita-. ¿Estás tonto o qué?
-¿Tú crees que soy guapo?- preguntó el Rinoceronte, mirándola esperanzado.
-Pues… ¡Claro!
- Pero…
-Yo triste. ¿Tú ser amigo mío?
-Sí, somos los más mejores amigos. ¿Por qué lo preguntas?
-Tú no ser amigo si ser unicornio. Yo ser amigo de Rinoceronte porque ser bruto, generoso, gracioso, ayuda… - y no pudo seguir porque se le saltaron unas lagrimitas.
-¡Qué bonito lo que has dicho, Camello!- le contestó Vicentito-. ¿Ves, Rinoceronte? Lo importante de un amigo no es que sea guapo. Jirafita, ¿a ti por qué te gusta el Rinoceronte?
-Pues… por muchas cosas. Me ayuda a llevar la maletita, me enseñó muchas cosas cuando era pequeñita, me cuida, es divertido, hace unos planes muy buenos…
-Pero con lagunillas ¿eh?- dijo el Koalita que, raro en él, no se había dormido.
-¿Cómo leer historias a medias si tú ser unicornio? Seguro que no querer A lo mejor si ser unicornio no gustar jugar a la guerra de las galaxias, ni a los romanos, ni a los caballeros, ni a…
-Si fuese un unicornio ¿ya no haría esas cosas? –preguntó el Rinoceronte muy preocupado, porque eran las cosas que más le gustaban hacer.
-Puede que no, Rinoceronte- le contestó Ampalito-. Tú quieres ser otro animalito diferente al que le gustan otras cosas. Además, nosotros te queremos a ti porque nos gustas como eres, no porque seas guapo o feo o más alto o más bajo.
El Rinoceronte se quedó pensativo mirando a todos sin saber que decir. El Camello le preguntó: ¿Tú no ser más unicornio?
-No. Seré un gran rinoceronte amarillo tocador de tambor- exclamó orgulloso.
-¡Bieeeeeenn!- aplaudieron todos- ¡Fuera unicornios!- gritaron mientras eliminaban la foto del unicornio del ordenador, y la Jirafita le daba un sonoro beso en el cuerno que le hizo cambiar de color.

 Y, amigos, así fue como conseguimos sacar de nuestra vida al unicornio que la puso del revés.


Los Bichos y Amparo Gómez-Rey, en la Casita, el día 6 de junio de 2015.

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