domingo, 28 de septiembre de 2014

¡NO AL ORNITORRINCO! (Un cuento "pidagógico" dedicado a todos los Búhos)




-¡No al Ornitorrinco!
-¡Queremos Búho!
-¡Mucho más búho!
-¡Y menos Ornitorrinco!
-Bichos, ¿qué os pasa?- nos dijo Ampalito.
-Nos estamos manifestando.
-¿Por el pasillo?
-Sí, que en el parque no nos veis y no sirve para nada.
-¿Y por qué os manifestáis?
-Espera un momento, Ampalito, que vamos a nombrar un portavoz.
-¿Y eso qué es?
-Pues ¡qué va a ser!, el que habla en nombre de todos
-(P)upo, (n)o – dijo el Pulpo- (M)uchas (p)alabras. (M)uy (c)ansado.
-¡Qué sea el Rinoceronte! Que él consigue muchas cosas, que es muy pesado.
-¡Jo, yo no soy pesao, soy bruto!
-¡Y pesao!
-Pues ya no soy portadero.
-Venga, pues tú, Camello.
-Gusta. Vale. El portadero, ¿qué hacer?
-Decidle a Ampalito y Vicentito lo que hemos hablado esta mañana.
-Pero… ¿nos queréis decir de una vez qué pasa?
-Que queremos más Búho y menos Ornitorrinco.
-¡Eh, eh, Jirafita! Portadero yo.
-Es que no arrancas, Camello.
-Vale. Ya dice. No enfadarse, ¿verdad? Reivindicación democrática.
-Venga que sí, pesao. Dinos qué pasa.
-Menos Ornitorrinco, más Búho.
-Eso ya estaba dicho. Y, ¿por qué?
-Fácil: Búho más pidagógico. Enseña mejor.
-Y nos explica las cosas con ejemplos bonitos- dijo el Koala.
-¿Y qué es un ejemplo bonito?
-Pues explicar las cuentas, por ejemplo, con bayas tomate y bayas pimiento. Y así, he aprendido a sumar, si sumas bayas tomates con bayas pimiento, sale un picadito de bayas (pisto), ¿a qué sí? Y también he aprendido a hacer fracciones con la baya sandía haciendo cachitos que luego me comía. Si de 2/3 de sandía te comes 1/3 te quedará un cachito tercio de sandía.
- Pero es que también es importante que tengáis Ornitorrinco, pues os enseña…
-¡No nos enseña nada! ¡Sólo nos regaña!
-Y a mí me da pescozones…
-Pero es que tú, Koala, te duermes todo el rato.
-Pero el Búho me despierta despacito y con cariño.
- Y a mí me llamó tonta el Ornitorrinco. Y yo no era tonta, es que era muy pequeña y no sabía nada.
-Ya, Jirafita, pero…
-¡Ni peras ni otras bayas! El Búho es más pidagógico.
-Pero… vamos a ver, ¿qué es eso de ser pidagógico?
-No lo sabemos, pero el Búho es más pidagógico.
-Está clarísimo.
- (S)í. (P)ulpo, (g)usta (m)ucho (B)úho. (Ens)eña con (e)uritos.
-Vamos, que a cada uno le pone el ejemplo que más le gusta para que lo entienda –dijo el Elefantito-. Además, ¿tú no eres pidagoga? Pues tendrás que saber lo que es pidagógico ¿no?
-Yo sí lo sé, ¿y vosotros?
-Nosotros no, pero el Búho es más pidagógico.
-¡Y encima nos hace diversificación curricular!
-Vaya, y, eso, ¿si sabéis lo que es?
-No, pero lo hace.
-Clarísimo.
-(S)í.
-¿Pero cómo lo notáis?
-Pues muy fácil, Ampalito. ¿Qué es lo que más le gusta al Camello?
-El desierto.
-Y los dátiles.
- Y lo alajá.
-Y las palmeras.
-Y el sol.
-¡Y no gusta ducha! ¡Moja!
-Vale, vale, ¿y?
-¿Y qué?
-Que qué queríais decir.
-Espera, otro ejemplo más fácil. El Koala tiene los dedos gordos, ¿no?
-Sí, ¿y?
-Pues que le manda hacer deberes de dedos gordos.
-Y al Elefantito cosas más delicadas.
-El Elefantito pone la decoración y el Koala las cosas gordas y así todos participamos.
-Además, Vicentito – dice el Camello-. Nos ha hecho una raya muy larga para aprenderse la historia, como la que tú haces.
-Sin embargo, con el Ornitorrinco había que aprenderse todo de memoria. Pues viene y te pregunta: Felipe Segundo.
- Y el Búho dice Felipe palito, palito, que es más gracioso y te acuerdas mejor.
-¿Lo ves como es más pidagógico?
-Y, además, el Ornitorrinco nos manda siempre la misma redacción de las vacaciones.
-Y el Búho no. Con el jugamos a ver las fotos y a ir contando las cosas.
-Además el Ornitorrinco siempre nos está haciendo el examen sorpresa de los martes.
-Sí, como dice el tito Juan, sólo pesa al pollo, pero no le da tiempo a darle de comer.
-Y el Búho va mirando nuestros progresos.
-Pero el Ornitorrinco no. Como te equivoques en un número… pues ya la has cagado.
-Y cero.
-Muchísimos ceros.
-Muy redonditos.
-Vale. Entonces, ¿qué es lo que queréis?
-Pues que sólo venga el Búho a darnos clase.
-Además el Ornitorrinco no sabe música.
-Ni contar cuentos.
-Y hace la historia muy aburrida.
-¡Pues anda, qué las matemáticas! Sin sandía ni nada.
-Bueno… lo pensaremos.
-No, lo pensaréis, no. Que ya va a empezar el curso.
-Bueno, vale. Este año tendréis más Búho y menos Ornitorrinco.
- Y por qué no nada!!!!
-Lo pensaremos. Pero es que tenéis que tener de todo.
-Pero es que con el Ornitorrinco nos aburrimos y aprendemos muy poco.
-Vale, que ya hemos dicho que lo pensaremos, no seáis pesaos…
-Amigos-nos dijo el Rinoceronte por lo bajini-. Es mejor que lo dejemos así.
-Sí, mejor así que perder todo.




Este maravilloso cuento lo escribimos en septiembre de 2014 en la playa de Pego, y casi no podemos terminarlo porque había una tormenta en el horizonte, pero menos mal que se fue porque si no, no lo podríais haber leído, con lo interesante y pidagógico que es.

Vicente Camarasa y Amparo Gómez-Rey



2 comentarios:

  1. D. Juan que es profe viejo, dice que es precioso el cuento y muu pedagógico.

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  2. Gracias, D. Juan. Es un honor que diga esto porque pocos Búhos hay como usted.
    Un besazo.

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