viernes, 5 de diciembre de 2014

"Papa, te estoy observando" (Para pensar un poco)


Todos somos modelos: seamos coherentes y reflexionemos sobre nuestro comportamiento.
 No os perdáis este vídeo, aunque no tengáis niños a los que educar: es para pensar un poco.


martes, 2 de diciembre de 2014

Familias: ¿Qué pensáis del "profe" de vuestro hijo o hija?





En el artículo ¿Qué esperamos de los profesores y la escuela? empezamos a reflexionar sobre el papel que le conferimos a la escuela en nuestra sociedad. En él, concluimos que día a día tanto la sociedad como las familias nos vamos quitando responsabilidades para dejarlas en manos de la escuela y por ende, en manos de los docentes que ya os aviso ¡son humanos! y que tienen que cumplir unos objetivos y hacer que nuestros pequeñajos "sean hombres y mujeres de provecho".

Si depositamos la educación de los que serán las mujeres y los hombres del mañana en los docentes, ¿les damos el crédito y la autoridad que necesitan para poder llevar a cabo su labor?
No hace mucho y ante las agresiones sufridas por muchos docentes, se les dio el título de autoridad, pero... ¿respetamos esté papel? ¿Les transferimos realmente la autoridad (nacida del respeto) que se merecen?
Por favor, familias, parar y pensar un poco... ¿qué pensáis del profe de vuestro niño o niña?

Repasemos algunas frases que dichas una y otra vez han ido mermando poco a poco el respeto que nos merecía ese MAESTRO O MAESTRA (ya sé que hay muchos Ornitorrincos sueltos, pero también son muchisimos más los Búhos).

"Mi niño ha aprobado"; "A mí niño le han suspendido": Aprobar y suspender lo hace siempre el estudiante: ¿por qué trasladamos sólo la responsabilidad de suspender al profesor?

"A mi hijo le tienen manía": ¿realmente creéis que ésto es así? Retroceded a vuestra infancia y acordaos de cuando le decías a vuestros padres que la seño os tenía manía... Venga sed sinceros: cuando os "perseguía" porque no terminabais las tareas, cuando os castigaba por no parar quietos en clase...

"Este examen está mal corregido": puede ocurrir que se equivoquen al sumar la puntuación, que se les escape un resultado... ¿Habéis corregido alguna vez 25 exámenes (según la vieja ratio) de un grupo multiplicados por cinco o seis o incluso siete grupos en un fin de semana (los exámenes se corrigen en casa)?
Pero ya no es que se equivoquen en la nota... ¡es que les rebatimos los contenidos! Por favor: ser empáticos (ya que está muy de moda) y poneros en su piel: Cuándo estáis en vuestro trabajo, ¿cómo os sentiríais si vuestro cliente, paciente, pasajero... os dijera que no tenéis ni idea de vuestro trabajo?

Así, podría seguir con muchas frases más pero se haría interminable el artículo..  aunque no me resisto a una última: ¡Es que los profesores tienen muchas vacaciones! o ¡Tienes más vacaciones que un maestro!
Estas frases me resultan especialmente ofensivas cuando las oigo allá por la última quincena de agosto...
Cada vez que alguien dice está frase, le pido que haga un pequeño ejercicio de imaginación: Tienes un hijo (o dos), ¿verdad? ¿Cuánto tiempo pasas un día de diario con él, dos, tres, cuatro horas...? Pues imagina: pasar siete horas (las que pasas en tu trabajo) seguidas con 25 niños como tu hijo a los que tienes que mantener sentados en una silla y callados durante ese tiempo y, además, de los que tienes que conseguir que te presten atención, que aprendan y que no se aburran, ¿te sentirías capaz de hacerlo durante una semana? No digo nada más.

Entre todos podemos conseguir que los maestros y las maestras, los "profes", reciban no ya el reconocimiento a su trabajo, un trabajo callado y al que dedican muchas más horas de las que están en el colegio o en el instituto (¿pensáis que se puede dar una clase  de cualquier nivel sin prepararla antes?) sino el respeto y la confianza que merecen si dejamos en sus manos lo que más nos importa. Los niños tienen que sentirse seguros y confiados en todos los ámbitos de su vida. Si nosotros "despreciamos" el trabajo de los docentes ellos también lo van a despreciar y las consecuencias se reflejarán en tus hijos: al fin y al cabo familias, el profe sólo convive con vuestro hijo o hija un curso, vosotros toda una vida.












martes, 25 de noviembre de 2014

¿Qué es educar? Reflexión de José Luis Sampedro sobre la educación.

"La solución a largo plazo de todo es la educación, la preparación de los seres humanos. Ahí sí tendríamos que hacer progreso y desarrollo. Lo primero es que la gente razone y piense por su cuenta. Nos están educando al revés, nos educan para producir y consumir. Nadie nos prepara para ser más humanos, para ser mejores. Dicen que no hay alternativa a este desarrollo, cómo que no: ser mejores en vez de tener más cosas. La alternativa es educar para ser mejores".
José Luis Sampedro (1917-2013)

Poco hay que añadir: no se puede decir mejor.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Seguimos con el miedo...


Imagen tomada de:  3.bp.blogspot.com

Como veis, últimamente estoy trabajando con el miedo, bueno mejor si lo hacemos "cachitos"  y decimos con "los miedos",  ya que parecen un poco más enfrentables.

El miedo es una de las grandes emociones y todos, en mayor o menor medida tenemos miedos: a las arañas, los petardos, a las aglomeraciones de gente, a tomar decisiones, a enfrentarnos a nuestro jefe, a reclamar una deuda o un libro prestado, a devolver un plato que no está en condiciones en un restaurante, a hablar en público... La lista puede ser interminable (miraos "por dentro" y añadir los vuestros si no están en la lista).

Todos estos miedos son más o menos normales y podemos vivir con ellos. El problema es cuando estos miedos se hacen tan ingobernables que, son ellos y no nosotros quienes controlan nuestra vida. Es importante que le pongamos nombre y aprendamos desde pequeñitos a manejarlos para que podamos reducirlos y hacerlos desaparecer (profes, padres, abuelos: aquí tenéis una tarea más).

En este esfuerzo por vencer a los miedos, os recomiendo encarecidamente la lectura de Anatomía del miedo de mi admirado José Antonio Marina en el que de una manera brillante, amena y, en ocasiones, hasta divertida, nos lleva de la mano por esos armarios llenos de monstruos que todos tenemos.


Os dejo aquí la Carta a mí mismo que os puede ayudar en vuestra personal lucha (por si os da pereza enfretaros con el libro) que se encuentra en el capítulo siete.
¡Ánimo, valientes!

"CARTA A Mí MISMO DÁNDOME NUEVE CONSEJOS CONTRA EL MIEDO
Estimado amigo:
Te has librado por los pelos de ser un Kafka sin talento, y como los miedos están agazapados y pueden volver en cualquier momento, te doy nueve consejos de urgencia para enfrentarte a ellos: 

1. Distingue los miedos amigos de los miedos enemigos. Los amigos te advierten del peligro para librarte de él, no para entregarte en sus manos. Los amigos te preparan para acometer, los enemigos te disuaden de que lo hagas y, además, te vampirizan, o sea, te dejan exangüe.

 2. Tú no eres tu miedo. Una de las artimañas más insidiosas usadas por el miedo para debilitar nuestra fuerza es que nos identifiquemos con él y nos sintamos avergonzados. Esto nos condena al silencio, al secretismo y nos impide buscar ayuda. Los miedos son algo que soportamos, como la úlcera de estómago. Tienes que pedir respeto por tus miedos, como por tus otras dolencias.

 3. Debes declarar la guerra a los miedos enemigos, que han invadido tu intimidad. Hay que movilizarse, es decir, adoptar una postura activa. Recuerda lo que leíste en el libro de M. J. Mahoney Psychotherapy Process: «Hay que mantener el énfasis sobre las acciones, como es característico del planteamiento conductual de los problemas clínicos. Por ejemplo, sospechamos que las investigaciones futuras revelarán que gran parte del éxito de la terapia racional emotiva de Ellis —tan atractiva para los terapeutas de orientación cognitiva— se debe al énfasis que se pone en las obligaciones de la vida real, y al interés del terapeuta en que el sujeto actúe de forma distinta a la de ocuparse del análisis racional de las ideas irracionales.»

 4. Tienes que conocer a tus enemigos y a sus aliados. Hay que conocer las estrategias del miedo, las circunstancias en que prefiere atacar, sin olvidar que es un fenómeno transaccional, que surge de la interacción de un factor subjetivo —tú— y de un factor objetivo —tu circunstancia—. El enemigo está, por lo tanto, fuera y dentro de ti. Dentro de ti están las falsas creencias que lo alimentan, el miedo al esfuerzo, y, si me apuras, estás como todos nosotros intoxicado de comodidad. ¿A cuántas cosas has dado poderes plenipotenciarios sobre tu vida, es decir, cuántas cosas insignificantes has convertido en imprescindibles? «Lo que poseo, me posee», dijo Nietzsche previendo sin duda nuestra época de hipotecas generalizadas en lo inmobiliario y en lo anímico.

 5. No puedes colaborar con el enemigo. Todos podemos ser colaboracionistas sin darnos cuenta. El miedo es invasor y como todos los invasores tiende a corromper al invadido. Puede apoderarse de la conciencia entera del sujeto, alterar sus relaciones. Conviene por ello que lo aísles dentro de tu dinamismo mental. No intentes justificarlo. No puedes decir: «Hoy no voy a esa reunión porque va a ser muy aburrida», cuando deberías reconocer: «No voy a esa casa porque me da miedo la gente.» No puedes decir: «No me vale la pena reclamar por una cosa tan boba», cuando en el fondo lo que estás pensando es que no sabes cómo hacerlo o que no te atreves. 

6. Tienes que fortalecerte. Te daré una fórmula infantil por su simplicidad: La solución para luchar contra el miedo es disminuir el peligro o aumentar los recursos personales. En primer lugar, tienes que preparar tu organismo para la batalla. El miedo emerge de la biología, aunque no se reduzca a ella. Está demostrado que el ejercicio físico es un antídoto contra la angustia. Proporciona además una nueva relación con el cuerpo y con las sensaciones que proceden de él. Aumenta la tolerancia al esfuerzo. No olvides que las personas con tendencia a la angustia soléis eludir el ejercicio físico. 

7. Háblate como si fueras tu entrenador. El modo como conversamos con nosotros mismos, y la influencia que tiene en nuestro estado de ánimo ese Otro íntimo con que conversamos, nos permite acceder o no a las fuentes de nuestra energía. Los entrenadores saben muy bien que el atleta debe animarse a sí mismo antes de dar el salto. Y los terapeutas más conspicuos insisten mucho en preguntar al paciente los comentarios que se hace en secreto sobre la terapia que está recibiendo. Saben que una actitud displicente o unos comentarios acres o devaluadores van a limitar la eficacia del tratamiento.

 8. Debilita a tu enemigo. Critica las creencias en que se basa. Desenmascara sus jugadas de farol. Búrlate de él. Desarrolla el sentido del humor para desactivarlo. Aprovecha todo lo que sabes para hacerle daño. Y sabes dos cosas al menos. Primera: que las técnicas para desprestigiar el estímulo peligroso son la desensibilización imaginaria o real. Exponerse gradualmente, en vivo o en imagen. Segunda: que las creencias erróneas son el caballo de Troya del que se sirve el miedo para entrar dentro de ti. Hay que detectar esas creencias, criticarlas, discutirlas, arrinconarlas y, cuando estén lo suficientemente debilitadas, darles una patada en el culo —porque las ideas también tienen trasero— y sustituirlas por otras creencias adecuadas para vivir.

 9. Busca buenos aliados. Es difícil combatir el miedo solo. Y si el miedo es patológico, imposible. Busca, pues, consejo y ayuda de personas competentes. Y, si tienes esa suerte, busca a quien pueda darte ánimo cuando estés desalentado. Las redes de apoyo afectivo son la mejor solución a muchos de nuestros problemas, incluido el miedo, pero tienen un defecto: no dependen sólo de nosotros. Recuerdo que uno de mis maestros de juventud, Maurice Merleau-Ponty, repetía: «Un hombre vale lo que valen sus relaciones.» No sé si tenía razón, pero sé que me hizo ver que crear una red de afectos es una de los grandes triunfos de la inteligencia. "

lunes, 10 de noviembre de 2014

..."Hechos un lío" (Para pensar un poco)

"Vivimos entre el recuerdo y la imaginación, entre fantasmas del pasado y fantasmas del futuro, reavivando peligros viejos e inventando amenazas nuevas, confundiendo realidad e irrealidad, es decir, hechos un lío".

Anatomía del miedo, José Antonio Marina.

Hoy he encontrado una cita de Leonardo da Vinci que, quizás, deshaga algo del lío:

"El hombre es víctima de una soberana demencia que le hace sufrir siempre, con la esperanza de no sufrir más. Y así la vida se le escapa, sin gozarla".


sábado, 1 de noviembre de 2014

¡Hay un monstruo en el armario!




-¡Vicentito! ¡Vicentito! ¡Corre, ven!- lloriqueó el Koala- ¡Ven de prisa!
-Eso, corre, corre- insistió la Jirafita.
-¿Qué pasa?
-¡Ven corriendo, porfa! ¡Hay un monstruo en el armario!
- Vamos a ver, ¿qué os pasa? ¿Por qué estáis todos lloriqueando?
- Porque la puerta del armario está abierta y está saliendo el monstruo- explicó el Elefantito.
-¡Y nos da mucho chusto!-añadió el Rinoceronte, sin dejar de lloriquear.
-¿A todos os da chusto la puerta abierta del armario?- preguntó Ampalito asombrada.
-Sííííííí- contestaron todos entre hipos.
-¿Y qué se os ocurre que podemos hacer?
-¡Corre, corre, cierra la puerta que está saliendo una patita azul!- dijo el Koala, tapándose la cabeza con el edredón.
-¡No es azul!- gritó el Camello-. ¡Es rojo!
-¡No, verde!-chilló el Rinoceronte, muy enfadado.
-¡Qué no… ¡Qué es azul!- volvió a decir el Koala.
-No… ¿Es que no la veis? Es marrón- chilló la Jirafita, escondiéndose detrás de Vicentito.
-¡Vale! ¡Vale! Vamos a cerrar la puerta del armario y vamos a hablar de lo que pasa, ¿os parece?- preguntó Ampalito.
-Bueno…
-¿Veis? Ya está cerrada. Venid todos aquí.
-¿Seguro que está cerrada?
-Sí, Koalita, ya puedes salir de debajo del edredón.
-¿Seguro?
-Que sí, pesao,- dijo el Rinoceronte-. Ya está cerrada.
-Venga, sin llorar, contadme qué pasa.
- Pues… que cuando la puerta del armario está abierta…
-Sale un monstruo marrón muy feo…
-¡Qué no es marrón, Jirafita! ¡Que es verde!
-¡Rojo!
-Vamos a ver si me entero –dijo Vicentito- ¿qué hay en el armario: un monstruo de muchos colores o muchos monstruos cada uno de un color?
Los animales imaginarios se miraron unos a otros extrañados…
-No lo sabemos- respondieron todos a la vez.
-Dime, Elefantito, ¿tú cuantos monstruos ves y de qué color?
- Yo veo las patitas de uno gris.
-¿No lo has visto entero?-preguntó Ampalito.
-No, sólo las patitas porque me da mucho chusto y me tapo con el edredón y así no me ve.
-Vale, vale, no llores, pequeñito. No pasa nada…-le consoló Vicentito.
-Pero yo veo una pata gorda de un monstruo verde, -dijo el Rinoceronte.
-Pero tú, Rinoceronte, ¿ves las patitas del monstruo gris del Elefantito?
-No, sólo veo la pata gorda verde…
-¡Ah!, bueno, parece que cada uno veis un monstruo diferente.
-(S)í, (S)í, y (q)uita mis (e)uritos- añadió el Pulpo que estaba muy callado hasta ahora (Os recordamos que el Pulpo se come las letras y escribimos así lo que él dice para facilitar la lectura, nota del Elefantito)
-¿Te quita los euritos de verdad, Pulpo?
- Ummmm! (T)odavía no (q)uitado.
-Entonces, ¿te da miedo que te puedan quitar los euritos?
-(S)í.
-Y tú; Jirafita, ¿a qué tienes miedo?
-¡A que se acaben los colores y sólo quede el marrón y tenga que hacer todos los vestiditos de color marrón!¡Puajjjj! ¡Qué feo!
- Rinoceronte, a ti ¿qué te da miedo?
-Yo no quiero ser un Rinoceronte verde: yo quiero ser siempre amarillo.
-Camello, ¿por qué no te gusta el rojo?-le preguntó Vicentito ya empezando a entender que pasaba.
-No gusta rojo. En Túnez, primos que llevar guiris por el desierto tener manta roja. A mí no gustar: yo camello carreras y no llevar guiris, por eso venir con vosotros. No querer ser llevador de guiris!- y se puso a llorar.
-No te preocupes, Camello, no vas a ser llevador de guiris por el desierto – le consoló Ampalito acariciándole la cabeza.
Vicentito y Ampalito se miraron, comprendiendo: cada monstruo correspondía al miedo que cada uno de los animalitos tenía.
-¿Os parece que os enseñe un juego para que no tengáis chusto?- les preguntó Ampalito.
- Sí, sí, sí. No gusta chusto. No querer tener.
-¿Os acordáis de nuestra amiga la Totuga?-todos asintieron con la cabeza-. Cuando se asustaba, ¿qué hacía?
-Se metía dentro del caparazón y luego, cuando pasaba un ratito, salía.
- Pues vamos a hacer algo parecido. Cuando tengamos miedo, estemos enfadados, tristes… nos vamos a poner como si nos metiéramos en el caparazón como la tortuguita, así… Ponemos los bracitos por encima de la cabeza y nos hacemos una bolita. ¡Muy bien! Después vamos a contar hasta diez respirando despacito… y cuando lleguemos a diez, nos preguntaremos ¿qué me pasa? Hay que ser muy sincero y decir estoy enfadado, triste, asustado…
-¡Qué divertido! –dijo el Elefantito-. Cuando llegas a 10 estás menos enfadado…
Plofff!
-¿Que te pasa Camello?
-Caído, ¡no sale bien bolita! ¡Risa!
Y todos nos reímos.
-Y… ¿qué hacemos después?- preguntó la Jirafita, siempre impaciente.
-Preguntaros por qué estáis enfadados o asustados.
-¿Así? ¿(Es)toy (a)sustado (p)orque no (en)cuentro (ca)jita (e)uritos?
-¡Muy bien, Pulpo!
-¿Y luego?
-Preguntaros ¿qué puedo hacer?
-¡Claro! Puedo guardar tela de colores por si se acaban los colores.
-¡Bravo, Jirafita!-la felicitó Ampalito-. Cuando ya sabemos qué vamos a hacer… Salimos del caparazón y lo hacemos.
-Y ¿si no sabemos por qué nos pasa?- preguntó el Koalita
- ¿O no se nos ocurre que hacer?- añadió el Otro Koala, que ese fin de semana estaba de visita en casa.
-Muy fácil, Otro Koala: salimos del caparazón cuando sepamos cómo nos sentimos y como tenemos a nuestros amigos y a los papis, se lo contamos y seguro que entre todos encontramos la solución.
-¡Qué bien! ¡Qué divertido! ¡Muchas ideas y todos nos ayudamos!–dijo el Elefantito todo emocionado.
-¿Os gusta el juego?
-Síííííí. Hacer bolita de tortuga- y todos se pusieron a hacerse una bolita
-(R)isa, ya no chusto…
-¿Abrimos la puerta del armario para que veáis que no hay monstruos?
-Vale. Pero con cuidadito no quede alguno y se vaya a escapar-dijo Vicentito, riendo.
-¡Totuga! -gritaron todos los a vez mientras Ampalito abría la puerta del armario.

Desde aquel día, cuando estamos tristes, enfadados, tenemos miedo… nos decimos ¡Totuga! y ¡se acaba el chusto! Probar vosotros también.


En la Casita, comiendo buñuelos, el día uno de noviembre de 2014.

Amparo Gómez-Rey y todos los bichos.







martes, 28 de octubre de 2014

Muchas gracias!!!!

Muchas gracias a todos y a todas los que habéis visitado mi blog: me parece increíble que en tampoco tiempo haya tantas visitas (para mí más de 500 me parecen una barbaridad). Esto me anima a continuar escribiendo y a seguir aprendiendo. 
¡GRACIAS DE CORAZÓN!

domingo, 26 de octubre de 2014

¡Yo también me siento maestra!

Esta mañana, en el programa A vivir que son dos días, han mantenido una tertulia magnífica sobre el papel del profesor y un magistral análisis del estado de la educación en nuestro país. 

Lo encontráis pinchando en este enlace

No os lo perdáis: hacia tiempo que no escuchaba palabras tan lúcidas. 

jueves, 23 de octubre de 2014

miércoles, 15 de octubre de 2014

Revisando viejos papeles... Derechos asertivos básicos



Viñeta tomada de: filocoaching.com/wp-content/uploads/2013/06/ComprensionyrespetoMAFALDA.jpg

Hace unos cuantos días, buscando en mis viejas carpetas una documentación que necesitaba, me tropecé (literalmente) con los apuntes de un curso que hice sobre Asertividad para docentes. Entre las notas que me puse a repasar con un poco de nostalgia, estaban los derechos asertivos básicos.

Los pongo aquí para compartirlos (aunque muchos seguramente ya estáis hartos de verlos) porque a mí me ayudaron bastante:

Todos tenemos derecho a:
  • ser tratado con respeto y dignidad (pongámoslo en grande por todas las paredes del mundo).
  • A tener y expresar los propios sentimientos y opiniones (sin comentarios).
  • A reconocer mis propias necesidades. (¿Debajo o detrás de cuántas cosas las colocamos?)
  • A cambiar de opinión. (¿Por qué no?)
  • A decir NO sin sentirme culpable (¡Sí puedo!).
  • A cometer errores y a ser responsables de ellos. (Ya sabéis: somos "casi" perfectos).
  • A decidir hacerme cargo o no de los problemas de los demás. (Las mochilas que llevamos, llenas de piedras que no son nuestras, pesan demasiado).
  • A dar o no explicaciones sobre mi comportamiento. (¡Cuántas justificaciones inútiles!)
  • A no necesitar la aprobación de los demás. (¿Para qué nos sirve?)
  • A no ser perfecto. (¡Qué horror!)
  • A tomar tus propias decisiones. (Y si te equivocas, no pasa nada).
  • A decir "NO LO SÉ".

martes, 7 de octubre de 2014

¿Qué esperamos de los profesores y la escuela?




Foto tomada de: sloyu.com/blog/blog/2011/05/23/elegir-escuela

Me enseñaron (hace mucho tiempo ya, ¡espero que no haya cambiado!) que en la educación de un niño había tres pilares básicos: su familia, su escuela y su entorno (o sociedad) en la  que se encuentra. Además, aprendí que estos tres agentes educadores debían funcionar como un todo armónico que va proponiendo distintas experiencias para que los pequeños vayan descubriendo el mundo y se vayan preparando para vivir en él.

Pero, esto... ¿es realmente así?

Yo siento que no. Siento que todos, por muy diversos motivos, hemos ido delegando en la escuela y por ende en los docentes, todos los procesos educativos que tenemos que ofrecerles a los niños.

Paremos un momento y tratemos de ver algunas de estas tareas que hemos delegado en la escuela. 
Empecemos por lo que podemos llamar la sociedad. De casi todos los problemas sociales que nos encontramos (drogas, alcoholismo, violencia, hábitos saludables...) buscamos la causa en la educación (que no digo que no sea así, ¿eh?), pero el siguiente paso es decir: "que se trabaje en las escuelas" e inmediatamente elaboramos programas de intervención, campañas, etc., para que los docentes lo trabajen en el aula (en el mejor de los casos, ONGs e Instituciones ofrecen personal para desarrollarlos).
Aquí tenemos ya una lista bastante larga de temas: educación para la salud, prevención de hábitos nocivos, sexualidad,...

Sigamos pensando: ¿qué les piden las familias a la escuela? Pues he encontrado que desde llevar un seguimiento exhaustivo de lo que ha comido un niño, hasta enseñarles a pedir las cosas por favor y a dar las gracias, la lista de cosas que debe enseñar un maestro es muuuuuyyy larga, pasando por
temas como la igualdad de género, el respeto a los demás, el esfuerzo, la cooperación, la sexualidad... 
Los niños deben llevar a la escuela y al instituto una mochila no sólo cargada con libros sino con unas bases educativas (y no me refiero a los conocimientos) que se desarrollarán y potenciarán en ella, pero que es trabajo de todos: padres, madres, abuelos, tíos, vecinos...: todos somos ejemplo y modelo para los más pequeños.
La base de la educación empieza en la familia y desde el minuto uno en el que bebé llega a este mundo.

Por otro lado, le pedimos a la escuela que enseñe todo esto, pero... ¿qué valor, qué importancia, qué autoridad le conferimos a los docentes? Lo dejo aquí para que penséis un poco y seguiremos en otro artículo.

domingo, 5 de octubre de 2014

III Congreso de Innovación educativa

Foto: Vicente Camarasa

Acabo de llegar de Toledo donde he estado desde el viernes participando en el III Congreso de Innovación educativa ENAP, Sin emoción no hay aprendizaje: educando la emoción, y me encuentro "muy emocionada".


Hacia mucho tiempo que no disfrutaba tanto en una actividad formativa (para que os hagáis una idea: no he mirado el reloj ni una sola vez) como este fin de semana.

Me gustaría destacar dos ponencias especiales para mí: la de Pepu Hernández, al cuál admiro profundamente como "líder" de un grupo muy humano y que tanto nos hizo disfrutar (Gracias, Pepu) y la de Laura Mari i Barrajón que me ha abierto una puerta enorme de desarrollo personal y profesional (estoy deseando que publiquen sus dos conferencias para vérmelas tranquilamente y sacarles todo el jugo posible que es muchísimo).


El taller en el que he participado con Anna Flores de PNL (programación neurolingüística) ha añadido un valor práctico que espero ampliar en breve.



También destacar aquí la organización del congreso que ha funcionado como un engranaje perfecto y a los niños y niñas de San Patricio que han puesto un punto muy cálido en la organización.



Os animo a consultar la página web www.ensenaraaprender.es y a conocer los contenidos: nos pueden ayudar a nosotros como personas y contribuir a facilitar nuestra tarea educativa como docentes, padres, madres, abuelos...


domingo, 28 de septiembre de 2014

¡NO AL ORNITORRINCO! (Un cuento "pidagógico" dedicado a todos los Búhos)




-¡No al Ornitorrinco!
-¡Queremos Búho!
-¡Mucho más búho!
-¡Y menos Ornitorrinco!
-Bichos, ¿qué os pasa?- nos dijo Ampalito.
-Nos estamos manifestando.
-¿Por el pasillo?
-Sí, que en el parque no nos veis y no sirve para nada.
-¿Y por qué os manifestáis?
-Espera un momento, Ampalito, que vamos a nombrar un portavoz.
-¿Y eso qué es?
-Pues ¡qué va a ser!, el que habla en nombre de todos
-(P)upo, (n)o – dijo el Pulpo- (M)uchas (p)alabras. (M)uy (c)ansado.
-¡Qué sea el Rinoceronte! Que él consigue muchas cosas, que es muy pesado.
-¡Jo, yo no soy pesao, soy bruto!
-¡Y pesao!
-Pues ya no soy portadero.
-Venga, pues tú, Camello.
-Gusta. Vale. El portadero, ¿qué hacer?
-Decidle a Ampalito y Vicentito lo que hemos hablado esta mañana.
-Pero… ¿nos queréis decir de una vez qué pasa?
-Que queremos más Búho y menos Ornitorrinco.
-¡Eh, eh, Jirafita! Portadero yo.
-Es que no arrancas, Camello.
-Vale. Ya dice. No enfadarse, ¿verdad? Reivindicación democrática.
-Venga que sí, pesao. Dinos qué pasa.
-Menos Ornitorrinco, más Búho.
-Eso ya estaba dicho. Y, ¿por qué?
-Fácil: Búho más pidagógico. Enseña mejor.
-Y nos explica las cosas con ejemplos bonitos- dijo el Koala.
-¿Y qué es un ejemplo bonito?
-Pues explicar las cuentas, por ejemplo, con bayas tomate y bayas pimiento. Y así, he aprendido a sumar, si sumas bayas tomates con bayas pimiento, sale un picadito de bayas (pisto), ¿a qué sí? Y también he aprendido a hacer fracciones con la baya sandía haciendo cachitos que luego me comía. Si de 2/3 de sandía te comes 1/3 te quedará un cachito tercio de sandía.
- Pero es que también es importante que tengáis Ornitorrinco, pues os enseña…
-¡No nos enseña nada! ¡Sólo nos regaña!
-Y a mí me da pescozones…
-Pero es que tú, Koala, te duermes todo el rato.
-Pero el Búho me despierta despacito y con cariño.
- Y a mí me llamó tonta el Ornitorrinco. Y yo no era tonta, es que era muy pequeña y no sabía nada.
-Ya, Jirafita, pero…
-¡Ni peras ni otras bayas! El Búho es más pidagógico.
-Pero… vamos a ver, ¿qué es eso de ser pidagógico?
-No lo sabemos, pero el Búho es más pidagógico.
-Está clarísimo.
- (S)í. (P)ulpo, (g)usta (m)ucho (B)úho. (Ens)eña con (e)uritos.
-Vamos, que a cada uno le pone el ejemplo que más le gusta para que lo entienda –dijo el Elefantito-. Además, ¿tú no eres pidagoga? Pues tendrás que saber lo que es pidagógico ¿no?
-Yo sí lo sé, ¿y vosotros?
-Nosotros no, pero el Búho es más pidagógico.
-¡Y encima nos hace diversificación curricular!
-Vaya, y, eso, ¿si sabéis lo que es?
-No, pero lo hace.
-Clarísimo.
-(S)í.
-¿Pero cómo lo notáis?
-Pues muy fácil, Ampalito. ¿Qué es lo que más le gusta al Camello?
-El desierto.
-Y los dátiles.
- Y lo alajá.
-Y las palmeras.
-Y el sol.
-¡Y no gusta ducha! ¡Moja!
-Vale, vale, ¿y?
-¿Y qué?
-Que qué queríais decir.
-Espera, otro ejemplo más fácil. El Koala tiene los dedos gordos, ¿no?
-Sí, ¿y?
-Pues que le manda hacer deberes de dedos gordos.
-Y al Elefantito cosas más delicadas.
-El Elefantito pone la decoración y el Koala las cosas gordas y así todos participamos.
-Además, Vicentito – dice el Camello-. Nos ha hecho una raya muy larga para aprenderse la historia, como la que tú haces.
-Sin embargo, con el Ornitorrinco había que aprenderse todo de memoria. Pues viene y te pregunta: Felipe Segundo.
- Y el Búho dice Felipe palito, palito, que es más gracioso y te acuerdas mejor.
-¿Lo ves como es más pidagógico?
-Y, además, el Ornitorrinco nos manda siempre la misma redacción de las vacaciones.
-Y el Búho no. Con el jugamos a ver las fotos y a ir contando las cosas.
-Además el Ornitorrinco siempre nos está haciendo el examen sorpresa de los martes.
-Sí, como dice el tito Juan, sólo pesa al pollo, pero no le da tiempo a darle de comer.
-Y el Búho va mirando nuestros progresos.
-Pero el Ornitorrinco no. Como te equivoques en un número… pues ya la has cagado.
-Y cero.
-Muchísimos ceros.
-Muy redonditos.
-Vale. Entonces, ¿qué es lo que queréis?
-Pues que sólo venga el Búho a darnos clase.
-Además el Ornitorrinco no sabe música.
-Ni contar cuentos.
-Y hace la historia muy aburrida.
-¡Pues anda, qué las matemáticas! Sin sandía ni nada.
-Bueno… lo pensaremos.
-No, lo pensaréis, no. Que ya va a empezar el curso.
-Bueno, vale. Este año tendréis más Búho y menos Ornitorrinco.
- Y por qué no nada!!!!
-Lo pensaremos. Pero es que tenéis que tener de todo.
-Pero es que con el Ornitorrinco nos aburrimos y aprendemos muy poco.
-Vale, que ya hemos dicho que lo pensaremos, no seáis pesaos…
-Amigos-nos dijo el Rinoceronte por lo bajini-. Es mejor que lo dejemos así.
-Sí, mejor así que perder todo.




Este maravilloso cuento lo escribimos en septiembre de 2014 en la playa de Pego, y casi no podemos terminarlo porque había una tormenta en el horizonte, pero menos mal que se fue porque si no, no lo podríais haber leído, con lo interesante y pidagógico que es.

Vicente Camarasa y Amparo Gómez-Rey



jueves, 18 de septiembre de 2014

¡GRACIAS, ABUELOS!

Por fin ha llegado la jubilación y tenéis todo el tiempo para dedicaros a disfrutar; los hijos ya se han marchado y podéis redecorar vuestra casa y crear espacios para vosotros, vuestra música, aficiones... Y de repente... ¡Llegan los nietos! ¡Qué alegría! ¡Una nueva ilusión! ¡Podré disfrutar con ellos todo lo que no pude disfrutar con mi hijo!...

Pero en muchos casos, no es verdad. Las condiciones socioeconómicas en las que vivimos, hacen que los abuelos tengan que asumir el cuidado de los nietos durante jornadas maratonianas: llevarles al cole, darles de comer, hacer los deberes... hasta que unos agotados padres llegan a recogerlos para darles la cena, el baño y a la cama (aunque, en ocasiones, estas tareas corresponden también a los abuelos).

Este no es el papel del abuelo: los abuelos tienen que jugar con sus nietos, enseñarles a montar en bici, "malcriarlos", compartir cuentos, recuerdos, chuches... todo eso que añoramos de nuestros abuelos y que, probablemente, sean algunos de los momentos más bonitos de nuestra infancia.

Desgraciadamente estamos convirtiendo a los abuelos en "cuidadores a jornada completa" de nuestros hijos sin pensar en cómo les afecta a su salud tanto física como emocional. Les sometemos a un nivel de estrés para el cuál "no tienen edad" (y no me malinterpretéis), sabiendo que muy pocos de ellos nos van a negar nada ("Yo, por ayudar a mi hijo/a, hago lo que sea") y no van a decir NO, no puedo.

Así descuidan su salud y dejan de lado sus aficiones, sus intereses, actividades... por cuidar a los nietos.

Padres: quiero haceros una llamada de atención desde aquí y os pido que reflexionéis con sinceridad sobre todo aquello que dejáis en sus manos. Pensad realmente en qué necesitáis su ayuda y hacer que la carga sea lo más liviana posible.

Y sobre todo y lo más importante: FACILITARLES EL TRABAJO. ¿Cómo? Hablando con ellos y estableciendo acuerdos sobre las normas y los valores que queremos educar en nuestros niños y sobre todo y por encima de todo, dotándoles de autoridad delante de los peques: si lo ha dicho la abuela, se hace.

¡Gracias, abuelos, por todo lo que nos habéis enseñado, ayudado y especialmente por todo el cariño que nos habéis dado a todos los nietos del mundo!


martes, 16 de septiembre de 2014

LOS DÍAS





"Dicen que cada día tiene su alma. Hay días buenos y malos, aburridos y emocionantes, cálidos y fríos. Pero igual que entre las personas, los hay solitarios. Son días que se sienten incómodos entre sus semejantes y salen corriendo. ¿Quién puede comprender lo que sucede en la mente de un día que abandona el maravilloso verano para aparecer de repente y sin anunciarse en medio del invierno?" 


Rafik Schami en Narradores de la noche.


Aquí os dejo un pequeño fragmento de Narradores de la noche, una magnifica novela para disfrutar por sus maravillosas historias, para reflexionar por la profundidad de su pensamiento y para usarlo en el aula: con él se pueden trabajar muchos contenidos (la importancia de expresarnos, la amistad, los oficios, la fantasía, los gobiernos y su repercusión en la vida diaria...). Espero que os guste.

Rafik Schami es un escritor sirio que vive y escribe en Alemania, al que seguramente muchos conoceréis por su libro "El lado oscuro del amor". Os recomiendo toda su obra: es uno de mis escritores favoritos y con el que disfruto muchísimo.

domingo, 14 de septiembre de 2014

¡No puedo más! ¡No hay quién le aguante!


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Esto es lo que escucho muy frecuentemente en estos días desde los dos mundos: el de los padres y el de los profesores.

Acaba de empezar el cole y los profesores se enfrentan a una dura tarea que va mucho más allá de su papel como educador: centrar a los niños y niñas y hacerles volver a la rutina de la actividad diaria. En estos primeros días de clase se libran verdaderas batallas para que puedan estar sentados durante seis horas, que presten atención, que no se duerman, que respeten las normas de clase... Todas esas cosas que son imprescindibles para poder empezar a trabajar los contenidos con ellos.

Muchas veces me pregunto y ¿qué ocurre durante las vacaciones para que lleguemos a este punto? 

La respuesta se encuentra en las mismas expresiones con las que comienza este artículo: los padres no pueden más, no les aguantan.

Las vacaciones de verano son un periodo de tiempo en el que debemos desconectar de nuestra rutina diaria  para descansar no sólo el cuerpo sino y, principalmente, la mente. Cambiamos de entorno, actividades y rutinas (nos levantamos más tarde, comemos a distintas horas, nos acostamos mucho más tarde...) y también cambiamos de compañeros: durante el año pasamos más tiempo con nuestros compañeros de trabajo que con nuestra familia.

Todo ello genera unos espacios nuevos para los niños que, de repente, son libres para hacer todo lo que quieran. Tienen todo el día por delante para no parar y, además, en entornos nuevos que les invitan a  jugar, a descubrir cosas, relacionarse con sus padres y hermanos, primos, abuelos... 

Parece que las vacaciones es un tiempo estupendo donde toda la familia va a disfrutar mucho.

Pero a mí, que me gusta mirar a mi alrededor, me parece que muchas familias no disfrutan mucho. Estar todo el día diciendo "niño estate quieto", "no molestes", "ven aquí", "cómo vaya...", "cómo sigas así, nos vamos a casa" (pero nunca se van), "ya no te bañas en toda la tarde" (y a los cinco minutos están en el agua)... no me parece que sea disfrutar. Además estas situaciones cada vez se ven con más frecuencia y con mayor intensidad según se va acercando septiembre.

Papás: ¿qué hacéis durante las vacaciones? ¿Os dejasteis las normas olvidadas al hacer la maleta?

Es normal e incluso recomendable que durante este tiempo seamos más permisivos con los niños pero, incluso en vacaciones, los niños tienen que tener claras las normas (pocas, pero siempre las mismas y en todo momento y lugar) y conocer las consecuencias de su conducta: no vale para nada decir "Como te portes mal, nos vamos a casa" si el niño no sabe qué es portarse mal y nunca nos vamos a casa haya hecho lo que haya hecho y se le haya amenazado las veces que sean.

Con este comportamiento de nosotros, los adultos, ellos aprenden que no pasa nada por mucho que mi padre o madre grite sino todo lo contrario de lo que estamos pretendiendo lograr: cada vez se sienten más fuertes y aprenden a conseguir la atención de los adultos "portándose mal". 
No olvides decirle claramente al niño o niña:

  • Qué es "portarse bien": cuando vayas al agua no corras para no levantar arena y molestar; mientras estamos comiendo tienes que estar sentado a la mesa; las cosas (helado, chuches...) sólo se piden una vez; las cosas (agua, helado, chuches...) se piden sin gritar, ni llorar).
  • Cuál es la consecuencia de que no cumpla con la norma: piénsala bien , debe ser proporcionada a la conducta y durante un tiempo concreto (no puedes decir estas castigado a todo, todo el tiempo)
  • y cumplirlas, pase lo que pase y aunque los mayores perjudicados seamos  nosotros (si hay que irse de un restaurante o de la playa o la piscina, debemos irnos): eso es ser COHERENTE y querer a tus hijos.

Por último, no "destruyas" todas las rutinas que has conseguido durante el año: Mantén (con sentido común y flexibilidad) los horarios de los peques, tanto de comidas como de sueño, ya que necesitan dormir un número de horas mínimas para sentirse bien, que tienen que seguir comiendo de todo y no incrementar descontroladamente el consumo de chuches, helados...

miércoles, 10 de septiembre de 2014

UN VÍDEO PARA EMPEZAR

Os dejo un vídeo de Javier, mi maestro de taichi, que os puede dar una idea de lo que pretende ser este blog.
Espero que lo disfrutéis tanto como yo.