domingo, 8 de febrero de 2015

Los rumores y el enfado de la Jirafita





-¿Qué te pasa, Jirafita?- preguntó el Elefantito algo preocupado porque no era normal ver a la Jirafita sentada en un rincón con las patitas cruzadas, cabizbaja.
La Jirafita torció el gesto y levantó la cabeza muy digna, sin responder al Elefantito.
-Venga… ¿qué te pasa? ¿Estás enfadada?
-Pues claro – chilló indignada- ¡¡¡¡Tú lo debes saber muy bien!!!!
- ¿El qué tengo que saber?
- ¡Qué morro tiene! Se dedica a hablar mal de mí por ahí y… ¡¡¡¡dice que no sabe nada!!!!!
-Pero... Jirafita, yo soy tu amigo: no hablo mal de ti.
-¿Qué no? ¿Qué no? Yo lo he visto…
-¿Qué os pasa? ¿Por qué chilláis?- intervino el Rinoceronte, que pasaba por allí haciendo una carrera.
-La Jirafita, que se ha puesto tente (impertinente en idioma Koala, el oficial de la Casita)- respondió el Elefantito muy triste.
-No estoy tente!!!! Estoy enfadada!!!!
-¿Estar enfadada? Tú no enfadar, poner fea – dijo el Camello.
- (R)isa!!!  (M)ejor (R)isa, tu guapa si (r)ies- añadió el Pulpo que también había acudido al oír los gritos.
-¡Lo que faltaba! Encima si me enfado, me pongo fea… Lo has arreglado, Camello- seguía chillando la Jirafita cada vez más furiosa, mientras al Elefantito se le iban doblando poco a poco las orejas y la trompita se le quedaba blandita, lo que le ocurre siempre que se pone triste.
-Pero… ¿Qué pasar? ¿Por qué enfadar?- preguntó el Camello para ver si podía calmarla un poco.
- Qué el Elefantito ha hablado mal de mí. Ha dicho que soy una pesada y que sólo pienso cosas inútiles. ¿Te parece poco? ¡Me ha llamado pesada e inútil! Y yo no soy tonta: saco las mejores notas y eso que soy la más pequeñita de todos!
-No es verdad, yo no he dicho eso…-añadió el Elefantito muy bajito, tanto que no le oyeron.
- No creo que el Elefantito haya dicho eso- intervino el Rinoceronte-. Él nunca habla mal de nadie, si una cosa no le gusta, te lo dice y ya.
-Ser verdad. Los amigos de verdad como nosotros, no decimos cosas así…
-Pero él lo ha dicho: Yo lo he visto.
-¿Visto? –preguntó el Koala que se acababa de despertar-, ¿cómo puedes verlo? Las palabras no se ven.
-Sí se ven… Yo las he visto. Pasan corriendo…
-¡Ah! ¡Tú hablar de los rumores!
-¡Claro! Yo también los he visto. Son frases flotando en el aire, así un poco como si tuvieran humillo…- dijo el Rinoceronte, muy contento por su descubrimiento.
-Ampalito dice que a los rumores no hay que hacerles caso. Que son como los pajaritos cuando dicen cosas: mentirosillos- añadió el Koala que ya había aprendido la lección con su amigo el Oto Koala.
-El Koala tiene razón- apuntó el Rinoceronte- los rumores pasan corriendo y como no los ves bien…
- Es verdad: yo me he fijado que cuando decimos algo, las frases se quedan un rato flotando en el aire- añadió el Rinoceronte- y luego se van corriendo como si tuvieran que hacer una carrera…
El Koala que estaba muy callado añadió:
- Yo he visto que se caen algunas palabras. Un día estaba durmiendo y la palabra patata me cayó encima, me despertó y como era una baya patata me la quise comer pero ya no estaba...
-Sí, (c)aer y ya no (s)aber que decir (f)rase…
-El Camello tiene razón- intervino el Elefantito por primera vez-. Yo dije que la maleta de la Jirafita era muy pesada, que tenías que pensar qué llevar para no meter cosas inútiles…
-¿Ves, Jirafita? Se habían ido cayendo palabras y ya no quería decir lo mismo- insistió el Rinoceronte volviendo de una carrera, pues ya llevaba demasiado tiempo quieto.
- Tu entender “Jirafita es muy pesada” y el Elefantito había dicho “la maleta de la Jirafita es muy pesada”. Caer maleta, de, la y ya no decir lo mismo. ¿Ves? Un rumor, un mal entendido.
-Vaaaaale… Lo siento, Elefantito.
-Ser amigos otra vez: no enfadar. Amigos no enfadar, preguntar primero, ¿vale?
-Vale - respondió la Jirafita, preocupada porque vio a su amigo muy triste -¿Sigues siendo mi amigo, Elefantito?
-Claro. ¡¡Amigos!!
Y para celebrarlo todos hicieron una bulla a la Jirafita.
-(R)isa, mucha (R)isa…
-Pero, entonces -preguntó el Koala que se había vuelto a dormir- los rumores…
-No escuchar, Koala. Mi mamá explicar cuando estar en el desierto. Ella decir que no escuchar nunca las palabras que traer el viento del desierto. Con su fuerza, arrastrar muchas palabras que decir la gente y mezclar todas y si tu escuchar, entender cosas que no son ciertas.
-Tu mamá tiene razón, Camello. Los rumores nunca hay que escucharlos, pues siempre vienen de personas que quieren hacer daño- sentenció el Búho, entrando en la habitación-. Se acabó el recreo, bichos, sigamos con la clase.

Escrito por los Bichos y transcrito por Amparo Gómez-Rey, en la Casita un día de invierno de 2015.




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